En 1971 ingresé en la Facultad de Veterinaria con la idea de adquirir los conocimientos suficientes para poder curar animales. Como soy un habitante urbano, los que están a mi alcance son los perros, los gatos, algunos pájaros y demás “bichos” de compañía, mal llamados mascotas. El hospital de la facultad fue mi lugar en el mundo. Allí me perfeccioné y luego quedé como docente. Explorar al paciente como un detective, ir descubriendo síntomas, agrupándolos y al final descubrir cuál es la enfermedad que padece y cual la causa que la produjo. Una mezcla de ciencia y arte. Sólo nos queda elegir el mejor tratamiento y listo. Con el paso del tiempo descubrí que con cada nuevo libro de clínica que salía cambiaban el libreto aprendido. La ciencia avanza me dijeron. Pero entonces lo que estoy haciendo hoy, dentro de unos años va a cambiar. Mirando para atrás, veo todo lo equivocado que estaban hace diez o más años. Siguiendo este razonamiento, dentro de diez o más años vamos a decir lo mismo sobre lo que estamos haciendo hoy. Esto generó en mi una gran angustia y fue por eso que me dediqué a la cirugía y traumatología, que se mantenían mucho mas estables.
Pasaron los años y un día me consultaron por una perra ovejera alemán de 15 años que no podía caminar debido a una displasia de cadera. Ya habían probado de todo sin resultados. Es que no había nada que hacer desde lo que yo conocía. La dueña no se quedó tranquila y viajó a Europa a consultar con importantes especialistas y regresó con un remedio que le prescribieron. Se lo dio y a los dos días la perra estaba caminando. ¿QUE LE DIO? Pregunta que luego he escuchado muchas veces a lo largo de mi vida. Era un remedio homeopático. La misma fórmula Articular que ahora utilizo con gran éxito en casos de artrosis. Inmediatamente me anoté en la especialidad de postgrado que da la Asociación Médica Homeopática Argentina. Allí me entero, que la homeopatía fue descubierta y sistematizada por Samuel Hahnemann, un médico alemán que en 1790 escribe su primer libro con los principios, leyes e instrucciones para poder utilizar esta nueva forma de terapia. Esos libros al igual que los que siguieron son los mismos que se utilizan hoy como referencia. Es que lo que usaba Hahnemann y sus seguidores a principio del siglo XIX es lo mismo que se utiliza hoy, más de 200 años después. Porque la homeopatía es perdurable. Se va mejorando, ampliando, pero lo que está determinado en un momento se mantiene para siempre. Me enamoré de la homeopatía.
Luego de tres años de especialización en 1985 salí totalmente cambiado con otra forma de ver las cosas y un arsenal de remedios inmenso para poder tratar a los pacientes. Además de quedarme como docente en la AMHA comencé a investigar, presenté varios trabajos científicos sobre homeopatía en congresos nacionales e internacionales. Formamos el Centro de Estudios Veterinarios Alternativos CEVA. Donde se daban cursos de homeopatía y de cirugía para profesionales veterinarios. Formé la Farmacia Homeopática Veterinaria para elaborar nuestros propios medicamentos, incluso muchos que usan colegas que nos consultan sobre casos especiales. Así me encuentro hoy muchos años después trabajando en mi clínica veterinaria del barrio de Flores, atendiendo pacientes personalmente, recibiendo consultas del interior del país y de otros países por medio de internet, aconsejando a veterinarios e ingenieros agrónomos en el uso de remedios homeopáticos para animales de producciones orgánicas, escribiendo artículos de difusión de la homeopatía, dando conferencias y cursos sobre la misma. Espero poder ayudarlos en lo que necesiten. Salud y Alegría.